martes, 5 de febrero de 2008

La cura

Yacían con sus cuerpos juntos, fundidos en un abrazo. No decían nada porque no hacía falta.

Pasó la mano por la enorme cicatriz q recorría la parte izquierda de su pecho.

- ¿Por que lo hiciste?

Un pesado suspiro dejó claro que hacia rato que esperaba esa pregunta.

- Dolía demasiado, me cansé de los mares de lágrimas, de las desilusiones, de las decisiones tomadas contra la lógica...

- ¿Y la parte buena? La alegría desbordante, la pasión abrasadora, el amor...

No necesitaba ver sus ojos, el brillo de alegría que tenían se podía palpar, saborear, sentir... Se revolvió con incomodidad.

- No lo entiendes, eres demasiado joven - Besó su frente con suavidad - Todos esos sentimientos son maravillosos en el momento, pero a la larga no traen más que dolor y pesar.

Apretó sus brazos con más fuerza

- Quizá eres tu quien necesita un nuevo punto de vista. Tienes miedo de tus sentimientos porque lo pasaste muy mal, pero no te das cuenta de que lo único que puede curar ese daño son más sentimientos...

Quiso rebatir esa absurda teoría, gritar que era una estupidez, que así estaba mejor. Pero no podía. Un dolor creciente comenzó a extenderse por su cicatriz. Notó como, con mucha suavidad, besaba la vieja herida.

- Te quiero

La confusión se apoderó de su mente, pero cuando de verdad sintió vértigo fue cuando en el fondo de su pecho sintió algo que ya había olvidado.

Un latido.

2 comentarios:

Javi dijo...

Puede que noteis que el elnguaje en este cuento está un poco forzado o que faltan cosas.

Esto es porque he querido escribir una historia totalmente ambigua, la idea es que el lector puede leer la historia otorgándoles a los dos protagonistas el género q desee

¿Ha funcionado? :P

Isabel dijo...

A mi me gusta como te ha quedado y la historia es super bonita, ya sabes como me gustan las romanticadas.

Un abrazo