lunes, 6 de agosto de 2007

Puño de Danu

El grupo de mercenarios era cuando menos pintoresco. Lo normal en las bandas de bárbaros que su señor solía contratar era una mayoría de hombres con aspecto de mercenarios algo incivilizados. Pero estos tenían algo diferente, su líder era un hombre musculoso de unos dos metros de alto que iba cubierto casi exclusivamente con una capa y se apoyaba en un hacha de un tamaño descomunal a los ojos de Friedich. De sus hombres los que más destacaban eran dos gemelos idénticos con un brillo demente en sus ojos que hacía imposible sostenerles la mirada y tres mujeres con un aspecto tan hermoso como intimidatorio armadas con espadas a dos manos y con un claro gesto de disgusto en su cara.

Como puedes ver Morken la misión es sencilla, eliminar a ese molesto akkylanno que está metiendo las narices en mis asuntos no te resultará difícil, sobre todo con tus nuevas y hermosas reclutas. El amo de Friedich sonrió a las tres mujeres keltas lo que aumentó su expresión de desagrado.

Han cambiado unas cuantas cosas desde la última vez que nos encontramos, nigromante. La voz del líder de los keltas era distinta a como la recordaba, más profunda, más poderosa. Empezando por mi nombre.

Ah, ¿si?. Bueno, no creo que eso sea demasiado importante, a no ser que tu nuevo nombre signifique que alquilar tus servicios supone más monedas. Lo que no me agrada es que vayas por ahí aireando mi... profesión, espero no tener que volver a recordarte quién está al mando.

El kelta sonrió mientras empuñaba su arma. No necesitas recordarme a quien sirvo, basura corrupta, de eso ya se encargaron ellas.

Todos, tanto los keltas como los guardaespaldas del Usurero, empuñaron sus armas, aunque el primero en reaccionar fuel el hechicero que lanzó una gema negra hacia el kelta. La gema explotó en el pecho del bárbaro, que contempló la pequeña herida con un gesto de rabia.

¡¡TU PUTREFACCIÓN ACABA HOY, NO VOLVERAS A OFENDER A DANU!! Friedich observó horrorizado como los rasgos del bárbaro cambiaban mientras aumentaba su tamaño hasta convertirse en un bestial ser de unos tres metros de alto y con unos brazos del grosor de su cintura.

Los keltas arremetieron contra el nigromante y su escolta, para mayor gloria de la Diosa y de la Luz.

2 comentarios:

Pedro dijo...

Vale, vale muy bien ¿Pero quien ganó? Yo apuesto por los Keltas, que le nigromante me ha parecido un chuleras que da asco.

Pedro dijo...

¡Todavía me tienes esperando! ¿Quien ganó? ¿O quizás de igual? ;)