viernes, 24 de agosto de 2007

Ascensión

El aire zumbaba en sus oídos como un huracán y arrancaba lágrimas de sus ojos. Volaba a toda velocidad, seguro de que este viaje sería el que le llevaría a una vida mejor, a la felicidad.

Felicidad, que palabra tan sobrevalorada. Su vida no había sido muy distinta de la de los demás, encima de ser un asco ni siquiera habia sido original. Tenia un trabajo que le asqueaba, el hogar feliz en el que se crió resultó ser una ilusión tejida por su pobre madre y su vida sentimental era tan patética que casi resultaba cómica, casi. Por supuesto habia tenido momentos felices, pequeñas islas en un mar de lágrimas.

Aunque sin duda alguna lo peor eran las miradas y palabras de los que se compadecían de él, o los que le habian fallado y movidos por su conciencia trataban de compesar sus actos intentando animarle.

Pero ya todo daba igual, su viaje se acababa. Habían sido solo unos pocos segundos y le había sobrado para revisar su vida, seguro que fuese donde fuese estaría mejor.

Con una sonrisa, se estrelló contra el asfalto.

4 comentarios:

Sara dijo...

por que escribes cosas feas si tu no eres asi?

Javi dijo...

Porque nada ni nadie es inmutable

Además, los susurros de las musas están para ser escuchados, no discutidos

Anarresti dijo...

Hace tiempo que te sigo y me encantan tus escritos. Sigue así. :D

Pedro dijo...

Insisto escribes muy bien. Pero alas musas se las doblega, que hagan lo que tu quieres ;)

Me ha encantado la descripción de la caida, es una pasada. Pero emjrp aún es al sensaciónd e abatimiento y tristeza que transmites es... desoladora.

Un abrazo,

Pedro.