La cara de Sebastian no terminaba de decidirse entre la sorpresa y la confusión. Lentamente, se incorporó mientras el extraño salía del agua y se acercaba a por la ropa que había dejado en la orilla.
- ¿Hermano? ¡Yo no tengo ningún hermano! ¿Cómo has podido verme?
Sebastian sentía ansiedad, incertidumbre, apenas si podía pensar con claridad. El extraño se giró hacia el con solo unos raídos pantalones de cuero puestos, en medio de su pecho destacaba tatuada una letra O de medio palmo de altura. Miró a sebastian y lanzó una carcajada.
- No me digas que tu tampoco recuerdas nada... - Con un cómico suspiro miró al cielo - Jeeesus, vaya jaleo se ha montado...
No entendía de que estaba hablando este extraño personaje, trató de recordar a algún hermano en su infancia pero no pudo, sin embargo poco a poco una terrible certeza se abrió camino hacia su mente. No recordaba nada, su último recuerdo se remontaba a hacía un par de meses cuando entró en aquella oscura tienda y encontró a la primera de sus musas...
Se le heló la sangre, ¡su musa!
- ¿Donde...?
Con un gesto firme y seguro, el extraño apoyó su mano sobre el hombro de Sebastian mientras le sonreía.
- Tranquilo, está bien, he cuidado de ella.
La pequeña musa voló hasta la mano del desconocido, le lanzó un beso y voló de nuevo hacia Sebastian riendo alegremente y fundiéndose en su garganta.
- Debes seguir buscándolas, no importa lo que recuerdes ni lo que creas, alguien ha hecho algo terrible y se ha alterado lo que debía pasar. No se porqué yo me he mantenido sin cambiar, pero tu y el otro de nuestros hermanos que me he encontrado desde aquello habéis perdido la memoria. Quizá reunirte con todas tus pequeñas te complete de nuevo.
- ¿Otro hermano? ¡Tienes que contarme más!
Miró a su recién descubierto hermano mientras se ponía un simple chaleco de cuero sobre el torso desnudo. El tatuaje de su pecho podría ser también una Q
- Bueno, no te pongas nervioso, te contare unas cuantas cosas que he averiguado, aunque no a cambio de nada...
- Si lo que buscas es dinero... - Sacó un puñado de gemas del bolsillo de su abrigo.
- Ja ja ja ¡Vaya! ¡Aun tienes ese abrigo tan útil! - Cogió las gemas que le tendía el otro y observó con detenimiento un rubí perfecto - Siempre tuviste talento para estas cosas.
Lanzó el rubí al agua del río haciendo que saltase varias veces sobre su superficie y empezó a caminar hacia el puente.
- ¿No vas a venir? En realidad el pago que quiero es que me amenices un poco el camino cantando algo, yo lo hago fatal je je je.
Mil preguntas se agolpaban en la mente de Sebastian, sacudió la cabeza para aclararse un poco y vio que el extraño se alejaba a buen paso. Dudó solo un momento antes de correr para alcanzarle.
Sin saber por qué, de repente tuvo claro que el tatuaje del pecho de este que decía ser su hermano era un cero.
miércoles, 5 de marzo de 2008
Revelaciones (Final)
Etiquetas:
Arcano I,
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las tres esferas
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1 comentario:
Cada vez me gusta más la idea de cruzar caminos. Interesante el encuentro con el Cero, a saber la de cosas interesantes que puede desvelar... pero claro habría que saber si eso encaja en sus planes...
Me pongo con lo mío, que me arden las ganas de avanzar (les mantendremos informados)
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