viernes, 7 de septiembre de 2007

I: Alma hueca

El agua se arremolinaba antes de desaparecer por el desagüe entre los trozos de espejo, tiñendo de suave carmesí sus reflejos . Cerró el grifo y se secó, envolviéndose los nudillos llenos de cortes con la toalla. Salió del baño, la habitación estaba hecha un desastre, la cama revuelta, ropa por todos lados, el cadáver de la atractiva adolescente que había seducido esa misma tarde… Esto no iba a ser una mala temporada, no se despertaría un día y el mundo sería un lugar lleno de felicidad. Evidentemente le importaba muy poco el bienestar de los humanos, él carecía de emociones por naturaleza y debía robárselas a los demás para seguir subsistiendo.

Se sentó en el borde de la cama y encendió un pitillo, ¿como podía ser que una chica tan joven estuviese tan llena de ira? Precisamente la había escogido por su juventud, esperando encontrarse con un alma llena de felicidad y pasión, pero cuando empezó a absorber sus emociones una rabia descomunal comenzó a intoxicarle. Detestaba los sentimientos negativos, estaba harto de su opresiva presencia que lo impregnaba todo hoy en día. Tenía que hacer algo, no podía subsistir alimentándose solo de las frías aguas de los sentimientos oscuros.

Con tranquilidad, metódicamente, se vistió y esparció los folios de apuntes de la joven por el suelo. Abrió el mueble bar, cogió una botella de bourbon y de un solo trago se bebió la mitad. Vertió buena parte del resto alrededor del cadáver y la sujetó con los delicados dedos de la joven. Se apartó para contemplar su obra, el cuerpo desnudo estaba impoluto, satisfecho, colocó el cigarro entre los fríos labios y se marchó.

Un par de ideas ya rondaban por su cabeza, tendría que volver a ver a gente a la que preferiría olvidar, pero era mucho lo que estaba en juego. Pasó al lado de la recepción del hotel cuando empezó a sonar la alarma de incendios, salió a la calle y ajustándose el abrigo se perdió en la noche.

2 comentarios:

Diego Escudero dijo...

Ya te he puesto el blog como enlace, pero no bajes el nivel, millones de duendes te vigilan.

Isabel dijo...

No sabia que escribieses tan bien, me han gustado mucho tus relatos, aunque no esperaba que fuesen tan siniestros. Sigue así