Han vuelto, como todos los años por estas fechas. Al amanecer llegan y se abalanzan sobre nosotros, llevándose a todos los adultos sanos, arrancandonos de nuestros hogares y dejando solo a los más jovenes y a los enfermos.
No tienen ningún tipo de piedad, uno a uno nos están asesinando y almacenando los cuerpos en enormes contenedores, Dios sabe con que fin.
La ultima vez no era mas que un mocoso y contemplé como se llevaban a todos los que me rodeaban, esta vez ya soy un adulto. Uno de ellos rodea mi cuerpo con sus enormes garras y de un tirón mi vida termina. Echaré de menos el sol...
Braulio sonrió y depositó el jugoso fruto en el cubo, este año la cosecha de peras estaba siendo estupenda.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
eyyy este si q lo he entendido!!! :p
Jajjajajjaja ¿Haciendonos pensar? ¡Que indignante hacernos cambiar los puntos de vista! Realidad solo hay una: La mia.
:D
Un abrazo,
Pedro.
Que mala leche tiene este relato, nunca me hubiera imagunado el final ni en un millin de años.
Publicar un comentario