martes, 9 de octubre de 2007

Al amanecer

Estaba a punto de amanecer y el ejército del rey los habia abandonado, los refuerzos nunca llegarían.
La ciudad llevaba tres dias asediada por una turba de salvajes inhumanos que arrasaba todo a su paso, habían aguantado con la esperanza de que los soldados del reino llegasen en su ayuda pero estaba claro que el monarca prefería defender la capital, situada mucho más al sur.
Al amanecer los atacantes lanzarían el asalto definitivo, y los que tuviesen suerte morirían, el resto...

Un suave sonido llamó la atención del capitán y le distrajo de sus pensamientos, buscó su procedencia y consiguió distinguir en la cima de unas cercanas colinas a un solo hombre, desnudo de torso para arriba, que tocaba una gaita. El ejército que ya estaba preparado para atacar la ciudad también oyó y vió al hombre que siguió tocando como si nada mientras el sol comenzaba a asomar por el horizonte, los salvajes más cercanos se volvieron a mirar al osado humano con curiosidad. Éste paró de tocar y con una poderosa voz se dirigió a los inhumanos.

¡YA ERA HORA DE QUE OS PARASEIS! ¡EMPEZABA A ESTAR HARTO DE PERSEGUIROS!

El lider de los atacantes parecía bastante perplejo ante las palabras de aquel humano, desde su posición en la torre el guardia sonrió, desde luego aquel tipo era valiente.
Los salvajes parecieron reaccionar y un pequeño grupo de ellos se dirigió hacia las colinas. El gaitero solto una carcajada.

¡ASÍ ME GUSTA! ¡VAIS A SABER LO QUE ES ENFRENTARSE A HOMBRES DE VERDAD!

Los salvajes se detuvieron en seco, no por las palabras del hombre, si no por el gutural grito que las siguió, grito proferido por mil gargantas. El gaitero comenzó a tocar de nuevo, pero esta vez con el sonaron cien gaitas e incontables tambores, mientras un enorme ejército de hombres vestidos con pantalones de cuero y la piel pintada y tatuada ascendía las colinas cantando en la extraña lengua de los hombres del norte. El guardia no pudo contener las lágrimas de alegría que inundaron sus ojos. Había amanecido y, por su parte, el ejército del rey se podía ir al infierno.

3 comentarios:

Lauss dijo...

me lo parece a mi, te has inspirado un poco en braveheart??
:p este si me ha gustado

Pedro dijo...

Esta muy bien, una descripción y una puesta en escena muy buena; pero esto no es un relato, es una introducción o la primera parte del capítulo de una novela.

Así que !ale! a seguir...

Giaccomo Torchia dijo...

A mi me gustaria que siguiera por lo menos que terminases la batalla.