miércoles, 26 de diciembre de 2007

Ciclo

La negra bestia se detuvo sobre una pequeña loma para olisquear el frío aire nocturno, una sonrisa llena de enormes colmillos se abrió brillante en su rostro cuando detectó el rastro que estaba siguiendo. Con un ágil salto salió corriendo tras su presa, seguido por sus hermanos, relamiéndose por el cercano festín.

Apenas unos segundos despues, una docena de pequeños seres blanquecinos con el aspecto de niños humanos salieron de sus escondites corriendo aterrorizados. Sus negros perseguidores no tardaron en alcanzar a los primeros y los gritos de pánico dejaban paso a quejidos de agonía.

Corrían entre los árboles del bosque y, aunque eran muy rápidos para su pequeño tamaño, eran conscientes de que les seguían depredadores implacables e incansables. Sólo tenían una esperanza y por eso corrían hacia el Este.

Llegaron los destellos heraldos del Alba y sólo quedaban tres de los pequeños, asediados muy de cerca por los cazadores, uno de los cuales cayó sobre una de sus presas y en un fluido movimiento le desgarró la garganta. Otra de las bestias saltó para aplastar el penúltimo cuando el primer rayo de sol le alcanzó en pleno vuelo.

Todos los perseguidores resbalaron al frenar su frenética carrera, mientras el Sol naciente empezaba a cubrirlos a todos con su ardiente mirada. Aquellos que eran tocados por la luz comenzaban a encoger entre gemidos agónicos y en pocos segundos eran reducidos a unas pequeñas sombras vagamente definidas. El efecto de la luz en los dos pequeños supervivientes era radicalmente distinto, su cuerpo parecía absorber los rayos solares, creciendo a medida que de su espalda brotaban unas hermosas alas doradas.

El ser de luz y dorada armadura se detuvo sobre un árbol para otear el bosque bañado por el sol, un gesto de determinación se formó en su rostro cuando distinguió a sus escurridizas presas. Desenvainó su espada y, seguido por sus hermanos, comenzó la cacería.

Como siempre había sido...

3 comentarios:

Naru dijo...

Hago un comentario sin comentario, para estrenarte este cuentito:P
Un beso

Pedro dijo...

Me sigue gustando tu estilo. En esta ocasión te alejas un tanto de la moralina "oriental" , pero sigues jugando con la sorperesa y sabes que eso me gusta.

Un abrazo,

Pedro.

Cuervo dijo...

me imagiana el final desde que menionas lo de correr hacia el este... pero mola mucho, para que engañarnos, la idea esta muy bien